Acantilados de Moher (Irlanda)

Cuando viajamos a Dublín decidimos alquilar un coche y visitar los acantilados de Moher, a pesar de que no era la opción más cercana, pero era algo que teníamos muchas ganas de conocer. Los acantilados de Moher están en la orilla opuesta a Dublín, por lo que hay que cruzar Irlanda de este a oeste por completo. Aunque en frío pueda parecer mucha distancia, se tarda unas tres horas y media (unos 270 km.) en cubrir todo el recorrido, y en general son carreteras cómodas y fáciles de transitar. Pudimos ver que una de las opciones más populares es visitar Galway y desde ahi llegar a los acantilados de Moher, ya que es, de las grandes ciudades de Irlanda, la más cercana a esta zona de acantilados. Si como nosotros, queréis ir desde Dubín, la opción más rápida es mediante excursiones organizadas, ya que en transporte público perderíais mucho tiempo.

Los acantilados de Moher se extienden sobre el océano Atlántico a lo largo de, aproximadamente, 8 kilómetros, alcanzando puntos de más de 200 metros sobre el mar.

Si llegáis conduciendo a la zona de los acantilados, veréis indicado dónde debéis estacionar el vehículo para poder acceder. Se trata de una zona amplia de aparcamiento al aire libre, y a la entrada encontraréis varias taquillas donde tendréis que abonar el precio de la entrada. El precio de la entrada es de 8€, aunque reservando online puedes conseguirla a mitad de precio si vas antes de las 11 a.m o a partir de las 4 p.m.
Lo primero que encontraremos al dejar el parking son unas pequeñas tiendecitas de productos locales y artesanía que os recordará a las casas de los hobbits de El Señor de los Anillos. Junto a éstas encontraréis el Centro de visitantes que he mencionado antes, y en él podréis aprender sobre la fauna y flora autóctona de toda esta zona, y dispondréis también de cafetería, baños, y un refugio en el caso de que el mal tiempo acompañe.

 

Desde allí se abren senderos a izquierda y derecha que permite recorrer los acantilados a lo largo de casi un kilómetro. Estos caminos se extienden mucho más y pueden seguir siendo recorridos pero sin las comodidades e infraestructuras oficiales (como vallas, senderos con suelo firme…) de la propia atracción turística. Si vas con cuidado, respetando el entorno y siendo consciente del sitio en el que estás, no es un camino especialmente peligroso (cuidado extra en días de mucho viento, ya que son zonas sin ninguna protección).

Sin duda, recorrer los acantilados de Moher por los caminos que discurren por los bordes de los acantilados, es una experiencia increible y una forma única de disfrutar de la naturaleza en estado (casi) salvaje.

También puedes visitar los acantilados desde el mar, tomando un barco turístico en la localidad de Doolin. Seguro que siendo observados desde abajo, son aún más imponentes.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *